En España no suele ser lo habitual pero hay países donde utilizan la mantequilla para freir. Ambas son grasas y aportan el mismo número de calorías, la diferencia está en la calidad de la grasa, ya que la mantequilla tiene más ácidos grasos saturados y por eso es considerada menos beneficiosa.
En la gráfica podéis ver el perfil graso de ambos alimentos y como la mantequilla destaca por tener gran cantidad de ácidos grasos saturados. Esas grasas son más proclives a elevar los niveles de colesterol y favorecer la ateroesclerosis.
En general las grasas procedentes de animales tienen peor perfil lipídico que las grasas vegetales como el aceite de oliva o girasol, por eso estas últimas suelen ser las más empleadas a la hora de cocinar o aderezar los platos, sobre todo en la dieta mediterránea.
Por supuesto un consumo moderado de mantequilla no hará empeorar de repente nuestra salud, pero un consumo continuo y sobre todo abusivo hará que a largo plazo seamos más susceptibles de sufrir enfermedades cardiovasculares y tener nuestros niveles de colesteror y ácidos grasos elevados.